miércoles, 19 de septiembre de 2018
martes, 18 de septiembre de 2018
Remake de "El DIARIO" parte 2
Cuando
por fin desperté de mi cálido sueño, de nuevo era esta chica, el suave cabello
que envuelve mi cabeza caía dulcemente por mis hombros, era como una cascada de
un negro maravilloso, alcé mis brazos lo más arriba que pude para estirarlos,
mis senos se movían un poco de su lugar y solté un pequeño bostezo, aun tenía
sueño, el cuerpo me pesaba demasiado, mis parpados no me respondían del todo
bien, este cuerpo, es tan, diferente, la energía fluye de manera distinta, no
sé cómo explicarlo, no tengo el mismo empuje de antes, me dan ganas de volverme
a acostar, la visión aun es un poco borrosa, tallé mis ojos para ver un poquito
mejor el cuarto, el mismo de ayer, creí que todo esto se terminara, se supone
que hoy ya debería de estar en mi cuerpo, tener una erección mañanera, pero
creo que eso no va a pasar todavía, con mi cuerpo ya destapado de las cómodas
sabanas rosas de mi cama, bajé los pies y me puse las pantuflas rosas para
evitar ensuciarme tanto con el piso.
Al llegar al comedor me pude ver que
no había nadie, algo extraño porque mi padre debería de estar desayunando
mientras lee algo en su teléfono, mis hermanos peleándose por la comida y mi madre
discutiendo con todos, así son un poco de conflictivas las mañanas en mi
familia, sin embargo, hoy no había nada de eso, la tranquilidad era
maravillosa, mis pensamientos se podían oír en mi cabeza limpiamente, no pude
evitar sonreír por esta sorpresa, me encanta estar solo en la casa, sin nadie
molestándome, caminé al refrigerador para cocinarme algo, moría de hambre, no
lo hago muy bien pero este cuerpo no es muy exigente, sólo un poco de alimento
sería suficiente, mi vista se fijó en la puerta, una notita de color rosa
estaba pegada en dicho lugar, decía “Tuvimos que salir con tus hermanos a sus
consultas de certificado médico, la fila es horrible, prepárate para la
escuela, cuando vuelvas ya estaremos en la casa, suerte” , eso lo explicaba
todo, no me alegra tener que ir a la escuela, en especial por el maldito
uniforme, es lo más molesto del mundo, me hice un huevo frito con un pan
tostado, eso era suficiente hasta el
almuerzo en la escuela, regresé a mi cuarto, mi uniforme ya estaba listo, ahora
solo era cuestión de tomar una buena ducha.
Personalmente sigo pensando que
verme desnudo en esta situación es algo bastante raro, lo que siento es una
atracción a mí mismo, cuando quito mi pijama lentamente, la tela va subiendo
por todo mi cuerpo, la sensación de desnudo en mi pecho me pone algo caliente,
bajar la mirada sigue siendo una sorpresa, un par de senos cuelgan de mí, no
tan grandes ni tan pequeños, son perfectos, algo me hizo voltear al espejo, lo
que pude ver fue a la mujer más hermosa de toda mi vida unos ojos con la mirada
penetrante, una mujer que pide a gritos atención, una femina que desborda una
personalidad sensual, ver que los gestos eran míos es algo excitante, pero el
placer apenas comenzaba, entré a la regadera desnudo, el agua poco a poco
mojaba mi cuerpo, mi cabello, me cubrió todo, el calor me relajaba más y más,
hacia moverme sexy, mis caderas adquirieron un ritmo melodioso con el sonido de
las gotas cayendo al piso del baño, el jabón se convirtió en mi mejo amigo,
unas manos resbalosas pasaban por toda mi piel, mi cabello tan suave y
enjabonado, lo enjuagué, podía sentirlo, algo completamente maravilloso, limpié
mi vagina, metí los dedos e inmediatamente solté un gemido, algo delicioso, no
creo que este liquido sea algo normal, un poco viscoso, pero delicioso, no
sabía cómo terminar este momento, pero me tenía que controlar o jamás saldría
del baño, ya tendría tiempo de explorar mi cuerpo.
Sequé mi cuerpo, dejando mis pechos
descubiertos mientras acomodaba la toalla como lo hacía cuando era hombre, de
todos modos nadie me vería ya que estaba sola, ya en mi cuarto tenía lista mi
ropa interior y el uniforme de la escuela, el brassier es algo que en
definitiva no domino, me cuesta demasiado trabajo ponerlo y quitarlo, las
pantys son cómodas, más que mis bóxers de hombre, mis senos quedaron en su
lugar y era turno de ponerme la blusa, me parece algo raro toda la
transparencia que dejaba ver mi sujetador blanco por la blusa, no sé si está
bien pero por si las dudas, no me voy a quitar el suéter en todo el día, me
acomodé la falda como pude, no es tan difícil, ahora solo tengo que actuar como
una señorita, tal vez no tan femenina.
Ya era hora de irme, mi mochila está
lista con todas las cosas que necesito para el día de hoy, es curioso pero todo
lo que está pasando es como si yo siguiera siendo hombre, tengo las mismas
materias y el mismo salón de clases, al igual que compañeros, esta es una
dimensión alterna de mi realidad, un lugar que me muestra todo como si yo
siempre hubiera sido una mujer, tengo que encontrar la forma de revertir esto,
no sé hasta qué punto pueda dañar mi cabeza estar tanto tiempo en este cuerpo,
posiblemente voy a perder mi masculinidad, en definitiva no quiero eso, con
todos estos pensamientos rondando en mi cabeza, tomé las llaves de la mesita de
noche y bajé las escaleras, al salir de mi casa aun seguía distraído, mientras
caminaba pude sentir nuevamente ser el centro de atención, al parecer no hay
muchas chicas bonitas como yo lo aparento ser, muchas de ellas no se han
desarrollado completamente, se sienten inferiores a mi, ciertamente lo son pero
yo no pedí ser así, es algo que pasó y ya, ya había pasado un buen rato y el
trasporte público todavía no llegaba, me empezaba a desesperar un poco, veía
con mucha insistencia el reloj de mi mano, hasta que por fin llegó el camión
que para mi buena suerte no estaba lleno, tomé un asiento en la ventana para
entretenerme un poco en el camino y pensar en mis cosas, un mechón de cabello
me molestaba en la frente y ni con soplarle conseguía quitar esa molestia, unas
calles más adelante una chica subió al camión, traía puesto el mismo tipo de
uniforme que yo, algo en ella no me dejó quitarle la mirada de encima, era
sumamente hermosa, mis ojos se hicieron más grandes, y cogí un poco de rubor,
mi cara pudo ponerse como un tomate, ella le dio las monedas al conductor,
cuando volteo a verme, sus ojos al principio dieron una señal de confusión,
pero inmediatamente fue cambiado por una sonrisa, la curva de sus labios es tan
sexy, muy bien formados y de color rojo intenso gracias a su maquillaje,
caminaba muy feliz, hasta sentarse junto a mi
–Tengo mucho tiempo
de no verte amiga–exclamó con una voz muy alegre, aunque yo no pude regresarle
la sonrisa, porque en ese momento me congelé, ella me estaba hablando con tanta
confianza que me vi forzado a preguntarle quién era, al principio hizo una cara
como de enojo, frunció el ceño pero nuevamente la cambió por una sonrisa, creo
que es algo normal que yo desconozca a la gente porque a nadie parece
molestarle cuando les pregunto cosas muy obvias, ella tomó su mochila y de ella
sacó una foto donde salía yo, parecíamos muy felices ya que en la foto las dos
estábamos riendo, precia ser un momento realmente bonito entre ella y yo,
cuando vi la foto con un poco más de detenimiento pude notar que decía “Sonia y
Claudia, las mejores amigas”, al menos ahora ya sabía su nombre, la miré con
una sonrisa en la boca, ahora creo recordar todo, en mi vida anterior conocí a
una Sonia, igual de bonita que ella, nunca coincidimos para nada, creo que en
una ocasión ella me miró con una risita burlona, no estoy seguro de si sabía de
mi existencia, aunque aquí parece ser que somos muy buenas amigas, mis dedos
acariciaban la foto con un poco de nostalgia, Sonia parecía conmoverse, sus
ojos brillaban un poco, una lagrima se estaba asomando de su ojo, me abrazó sin
decir palabra, abrí los ojos lo más que pude, algo en mi estaba cambiando
drásticamente porque ese abrazó me hizo sentir un calor de ternura, ambas
cerramos los ojos, nos dejamos llevar, deje que mi cuerpo se moviera con mi
corazón, dirigí mi cabeza a su mejilla y le planté un beso en ella, pero no uno
como el que le daría a cualquier otra chica, sino uno que salió de mi corazón
–Te extraño mucho…
mejor amiga, perdóname–exclamó Sonia con una voz algo cortada–sus palabras al
entrar en mis oídos hicieron que yo también soltará una lagrima, nunca antes
alguien se había preocupado de esa manera por mí, ya sea un amigo o una amiga,
es algo realmente nuevo para mí, no sé si este cuerpo me hace ser así o si
siempre he reprimido esto, le seguí acariciando el cabello, al fin pude ver
nuevamente otra sonrisa en sus lindos labios, cuando se incorporó nuevamente y
yo sin saber lo que ocurría me dijo que fuese a su casa, a algo como una pijamada,
como las que hacíamos cuando éramos niñas, para recordar los viejos tiempos, el
viernes en su casa, respondí que sí, después de todo creo despertó algo en mi
que estaba durmiendo, Sonia encantada me planto otro beso en la mejilla, solo
que ahora un poco de su lápiz se quedó en mi piel, un cariño muy apropiado para
una despedida, por alguna razón terminamos nuestra amistad y ella se arrepintió
mucho mientras a mi parecía no importarme nada de lo que sucedía, en fin, se
marchó dejándome en mi camino para la escuela, noté que olvido apropósito esa
foto que tan delicadamente tuve en mis manos, atrás tenía un mensaje, “Te amo
Atte. Claudia” la guardé con mucho cuidado en una carpeta para no estropearla,
es algo muy preciado de ahora en adelante.
Al bajar del camión alguien ya me
estaba esperando, mi amigo, mi buen amigo al que solo he visto unas cuantas
veces, el al percatarse de mi llegada se acercó a mí, un poco tímido me dirigió
un saludo, de cierta manera me recordaba a mí de hombre, yo con las chicas
suelo portarme como tonto y hacer cosas sin sentido como tartamudear, lo saludé
de mano, aun tengo algo de dignidad de mi antiguo genero, no quiero repetir el
saludo de beso, me ofreció sentarme en una banquita, las clases tardarían en
empezar, no tengo con nadie más para estar, algo curioso es que cuando volteaba
a ver a alguien esa persona dirigía su mirada a otro lugar, tanto hombres como
mujeres, no parezco agradarle a nadie más que a este tonto, no teníamos ningún
tema de conversación, yo me limitaba a ver mis zapatos, y él a mirar a otro
lado, hasta que decidí hablarle
– ¿Ayer viste
Naruto?–fue lo único que se me ocurrió para romper el silencio, además lo vi
directamente a los ojos.
–No sabía que
vieras anime… ¿Segura te sientes bien?– respondió algo sorprendido, su cara me
sonrojó nuevamente, esto no estaba funcionando, ya me sentía un poco aburrido
de estar con él, se porta tan diferente aquí, no sé porque cambia su
personalidad tan drásticamente. La campana sonó y ambos nos dirigimos a clases,
caminamos juntos en silencio hasta nuestro salón que quedaba algo cerca del
patio, mi mochila no pesaba, pero el se ofreció a cargarla, como si fuese algo
obligatorio, yo se la di, continuamos caminando hasta el salón, para mi
sorpresa ya estaban la mayoría de los compañeros dentro, creo que solo
faltábamos nosotros, reconocía algunas personas, pero como dije antes, cuando
yo los veía ellos movían sus ojos a otra dirección, me da mucha curiosidad
saber porque esto me está sucediendo, escuché un pequeño susurro que decía “Ahí
vienen los novios, creo que al fin se le hizo” no entiendo bien esas palabras,
sólo somos amigos, él mismo me dijo que
no tengo novio, habían unos mesa bancos desocupados, casualmente juntos, tomé
el que estaba más cerca de la ventana para no aburrirme durante las clases,
desde siempre me ha gustado ver afuera y pensar que estoy en otro lugar